Osteocondrosis de la región torácica.

La osteocondrosis torácica es una enfermedad crónica de la columna en la que se producen cambios degenerativos-distróficos en los discos intervertebrales.

La columna torácica se ve menos afectada por la osteocondrosis en comparación con la columna cervical y lumbar. Esto se explica por el hecho de que es relativamente inactivo, estable y bien fortalecido por un corsé musculoso. Aún más raras son sus complicaciones: protrusión y hernia de disco.

Sin embargo, esta enfermedad se presenta con síntomas extensos que reducen significativamente la calidad de vida y por lo tanto requiere tratamiento. El uso de medicamentos sólo amortigua los síntomas y proporciona un efecto temporal que no afecta el desarrollo de la enfermedad.

Para eliminar de forma fiable los síntomas, es necesario influir en la causa del desarrollo de procesos degenerativos en los discos. Para ello, la clínica utiliza una terapia compleja que da resultados positivos en más del 90% de los casos. Incluye métodos de reflexología y fisioterapia oriental: acupresión, acupuntura, moxoterapia y otros procedimientos terapéuticos.

osteocondrosis de la columna torácica

Síntomas, signos

Con la osteocondrosis, se produce un aplanamiento de los discos intervertebrales y las vértebras se juntan, lo que provoca el pellizco de las raíces de los nervios espinales. Esto causa dolor entre los omóplatos (generalmente descrito como una estaca pegajosa).

El síndrome de dolor en la osteocondrosis torácica puede ser agudo, intenso o crónico, moderado.

En el primer caso, el dolor agudo aparece de forma repentina y se denomina dorsago. En el segundo caso, el dolor se siente constantemente, tiene un carácter doloroso y se llama dorsalgia.

La irritación de una raíz pellizcada se propaga a lo largo del nervio, se irradia hacia el tórax y se convierte en la causa de la neuralgia intercostal: dolor punzante, cortante o ardiente en el pecho, que se intensifica con la inhalación, el movimiento, la tos, los estornudos y la risa.

Otro síntoma característico de la osteocondrosis torácica es el dolor en el área del corazón, que se acompaña de signos de cardioneurosis: palpitaciones, palpitaciones del corazón y aumento de la frecuencia cardíaca.

La raíz nerviosa pellizcada provoca alteración de la inervación, entumecimiento, debilidad de la mano, sensación de frío en la mano, cianosis (coloración azul) o palidez de la piel. Estos síntomas suelen ser unilaterales.

El dolor con osteocondrosis también puede irradiarse al hombro, debajo del omóplato y al antebrazo.

Otros síntomas de la enfermedad son rigidez, tensión en la espalda, entumecimiento en la región paravertebral, hombros, zona del cuello cervical, dificultad para respirar, sensación de un bulto en el pecho.

Los nervios que surgen de la médula espinal en la región torácica desempeñan un papel importante en la inervación de todo el cuerpo. Por lo tanto, los síntomas de la osteocondrosis pueden aparecer en áreas aparentemente no relacionadas con la columna. Por este motivo se le llama "enfermedad del camaleón".

Estos síntomas incluyen:

  • acidez de estómago, hinchazón,
  • pérdida de apetito, náuseas,
  • indigestión (dispepsia),
  • tos,
  • pies fríos,
  • entumecimiento del cuerpo,
  • dolor en el hipocondrio derecho,
  • malestar en el abdomen,
  • transpiración

Además, la osteocondrosis torácica se manifiesta por una alteración del suministro de sangre al cerebro: dolores de cabeza, inestabilidad de la presión, mareos, inestabilidad al caminar y pérdida de coordinación.

Razones del desarrollo, etapas.

El papel principal en el desarrollo de la enfermedad lo desempeñan los espasmos musculares y la tensión (hipertonicidad) de los músculos de la espalda. Estos espasmos ocurren durante un estilo de vida sedentario, malas posturas o permanencia prolongada en una posición estática e incómoda (por ejemplo, en un escritorio de oficina o mientras se conduce).

Por otro lado, el trabajo físico duro y monótono también provoca la aparición de espasmos musculares persistentes en la espalda (por ejemplo, trabajar con los brazos levantados).

Los espasmos musculares impiden la circulación e impiden el flujo sanguíneo a la columna. Debido a esto, la nutrición de los discos intervertebrales se deteriora.

Los discos intervertebrales son almohadillas de tejido conectivo que absorben los impactos y se encuentran entre las vértebras. En el centro de cada disco hay un núcleo pulposo y semifluido que contiene mucha humedad. El agua proporciona resistencia a las cargas y resistencia a la compresión.

A lo largo del perímetro exterior de cada disco está reforzado con un anillo fibroso rígido. Los tejidos conectivos de los discos se componen principalmente de colágeno; esta sustancia se sintetiza en el cuerpo y debe suministrarse constantemente a las articulaciones, los discos intervertebrales y otros tejidos conectivos y cartilaginosos para su regeneración continua.

Los espasmos musculares interfieren con el flujo sanguíneo, lo que hace que no llegue suficiente colágeno a los discos para la reparación normal del tejido. La falta de oxígeno provoca una ralentización de los procesos metabólicos.

Como resultado de las alteraciones metabólicas, la renovación tisular de los discos intervertebrales se ralentiza y se acelera su desgaste. Esto conduce a distrofia y cambios degenerativos: los discos se deshidratan, se agrietan, se secan, se aplanan y pierden sus propiedades de absorción de impactos y su elasticidad.

Los espasmos de los músculos de la espalda son la principal causa de exceso de tensión en la columna en la región torácica. Si en la región cervical los discos intervertebrales son presionados por el peso de la cabeza, que aumenta con una postura incorrecta, y en la región lumbar por el peso corporal, que aumenta con el exceso de peso, entonces en la región torácica los espasmos musculares juegan un papel excepcional. en el desarrollo de la enfermedad. Estos espasmos no sólo impiden el flujo sanguíneo, sino que también tensan la columna y comprimen los discos intervertebrales tanto de día como de noche. Los discos intervertebrales están prácticamente privados de la oportunidad no sólo de renovación celular, sino también de simple descanso y recuperación. Por lo tanto, lo primero que debe hacer un médico al tratar la osteocondrosis torácica es relajar los músculos tensos de la espalda, eliminar los espasmos musculares y la hipertonicidad. Sin esto, el tratamiento eficaz de la enfermedad es imposible.

El aplanamiento de los discos intervertebrales hace que los espacios entre las vértebras se reduzcan, las vértebras se acerquen y pellizcan las raíces nerviosas. Esto provoca dolor, lo que provoca un espasmo muscular reflejo y aumenta aún más la presión sobre los discos. Por lo tanto, con la aparición del dolor, el desarrollo de la enfermedad suele acelerarse.

Estos cambios degenerativos-distróficos corresponden a la primera etapa de la osteocondrosis.

¡Importante!

En la vejez, la osteocondrosis torácica generalmente se desarrolla en el contexto de deshidratación general y trastornos metabólicos en el cuerpo. Esto se manifiesta, en particular, por una disminución de la altura en las personas mayores, que se produce debido al adelgazamiento de los discos intervertebrales.

En la segunda etapa, el anillo fibroso exterior deja de tener fibras. Su tejido se afloja, se debilita y no puede soportar la carga interna. Como resultado, se produce una protuberancia del disco (generalmente local) en forma de protuberancia.

Una protuberancia dirigida hacia la médula espinal se llama dorsal. Las protuberancias dirigidas hacia un lado se llaman laterales. El caso más raro es la protuberancia uniforme del disco a lo largo de todo el perímetro.

La aparición de una protrusión suele provocar un aumento del dolor. Una imagen de rayos X muestra claramente una disminución en la altura del espacio entre las vértebras, así como el desarrollo de osteofitos, excrecencias óseas. Se forman a lo largo de los bordes de las vértebras para compensar las cargas sobre la columna, ya que los discos intervertebrales las soportan cada vez menos.

En la tercera etapa de la enfermedad, el anillo fibroso del disco no puede soportar la presión interna y se rompe. A través de la hendidura resultante se expulsa parte del núcleo pulposo del disco: se produce una hernia intervertebral.

En la cuarta etapa de la enfermedad, la amplitud de movimientos en la espalda disminuye drásticamente, el síndrome de dolor se vuelve constante y se desarrolla un cuadro extenso de trastornos neurológicos.

Diagnóstico

En la cita inicial, el médico pregunta al paciente sobre los síntomas, las circunstancias de su aparición, estudia el historial médico, realiza un examen externo, prestando atención a la postura, la presencia o ausencia de deformidades de la columna (escoliosis, cifosis).

La causa del síndrome de dolor (dorsago, dorsalgia) puede ser tanto osteocondrosis como desplazamiento vertebral (espondilolistesis), espondiloartrosis anquilosante, espondiloartrosis anquilosante.

La osteocondrosis de la región torácica suele ir acompañada de tensión muscular en la espalda e hipertonicidad de los músculos espinales. El médico realiza palpación y utiliza presiones sucesivas para encontrar puntos de dolor (desencadenantes) que correspondan a los centros de los espasmos musculares.

Para obtener información más detallada, el médico prescribe una radiografía o una resonancia magnética.

Las radiografías para la osteocondrosis torácica proporcionan la información más general: ayudan a diferenciar la enfermedad de la espondilolistesis, a ver los osteofitos y el estrechamiento de los espacios entre las vértebras.

La resonancia magnética muestra mejor el tejido conectivo blando. Con su ayuda, el médico puede examinar en detalle la estructura de los discos intervertebrales, ver la protuberancia, la hernia (su tamaño, ubicación, forma), así como el estado de los ligamentos, las articulaciones intervertebrales, los vasos sanguíneos, las raíces nerviosas y ver estenosis de la médula espinal (o su peligro).

Según los datos de la resonancia magnética, el médico hace un diagnóstico y determina un plan de tratamiento individual.

Tratamiento de la osteocondrosis de la región torácica.

Tratamientos farmacológicos

Para aliviar el dolor de espalda y la neuralgia intercostal en la osteocondrosis torácica, se pueden utilizar medicamentos antiinflamatorios no esteroides en forma de ungüentos, tabletas o inyecciones. El principal efecto de estos fármacos es antiinflamatorio, por lo que su uso está justificado en los casos en que una raíz nerviosa pinzada se acompaña de inflamación, es decir, con radiculitis torácica. Los AINE también reducen la inflamación del tejido muscular en el contexto de espasmos e hipertensión persistente.

En caso de síndrome de dolor agudo, se puede utilizar un bloqueo paravertebral o epidural: una inyección de un analgésico. En el primer caso, la inyección se realiza en el lugar donde se pellizca la raíz nerviosa, en el segundo caso, en el área entre el periostio de la vértebra y la membrana de la médula espinal.

Para aliviar la tensión muscular y reducir la presión sobre las raíces nerviosas, los vasos sanguíneos y los discos intervertebrales, se utilizan relajantes musculares y antiespasmódicos.

Se prescriben complejos vitamínicos para nutrir los tejidos nerviosos y prevenir su atrofia.

Para ralentizar el proceso de destrucción del tejido conectivo, se pueden prescribir condroprotectores.

Estos medicamentos tienen un efecto sintomático y pueden ralentizar un poco el desarrollo de la enfermedad, pero en general casi no tienen ningún efecto sobre el proceso de cambios degenerativos en los discos intervertebrales.

Tratamiento no farmacológico

El tratamiento no farmacológico de la osteocondrosis torácica incluye métodos de fisioterapia, reflexología y fisioterapia.

Los principales objetivos del tratamiento son el alivio del proceso inflamatorio, la mejora de la circulación sanguínea y la restauración de los procesos metabólicos en los discos intervertebrales y la estimulación de la renovación celular del tejido conectivo. Para ello, la clínica utiliza una terapia compleja que utiliza métodos de medicina oriental.

¡Importante!

Los ejercicios de fisioterapia ayudan a formar y fortalecer el corsé muscular, eliminar cargas irracionales en la columna y sirven para prevenir la congestión y la formación de espasmos musculares.

Cirugía

Para hernias grandes, especialmente las dorsales, con amenaza de estenosis de la médula espinal, y especialmente si está presente, puede estar indicada una operación quirúrgica (discectomía).

Se extrae parte del disco o se extrae todo el disco y se reemplaza con una prótesis. A pesar de que la discectomía es un tipo común de intervención quirúrgica, las operaciones en la región torácica se realizan en muy raras ocasiones.

Tratamiento en la clínica.

El tratamiento de la osteocondrosis torácica en la clínica se lleva a cabo en sesiones complejas, que incluyen varios procedimientos: acupuntura, acupresión, moxoterapia, terapia con cálculos, terapia de vacío, hirudoterapia para indicaciones individuales.

Se logra una alta eficiencia gracias a la sinergia de métodos individuales y la eliminación de la causa de la enfermedad.

  1. Acupresión. Al presionar con fuerza los puntos gatillo de la espalda, el médico elimina los espasmos musculares, la tensión y la congestión, mejora la circulación sanguínea y restablece el flujo sanguíneo sin obstáculos a la columna. Gracias a esto, se reduce la carga sobre los discos intervertebrales y se aceleran los procesos de metabolismo y regeneración de tejidos a medida que aumenta la afluencia de oxígeno y colágeno.
  2. Acupuntura. La inserción de agujas en puntos bioactivos de la espalda, piernas, brazos, cabeza y pecho elimina los síntomas asociados con la inervación alterada: entumecimiento y debilidad en el brazo. Con la ayuda de este procedimiento, se alivian la neuralgia intercostal y otros dolores vertebrogénicos. Además, la acupuntura potencia el efecto de la acupresión y tiene un efecto antiinflamatorio y antiedematoso.
  3. Terapia de moxibustión. El calentamiento de los puntos bioactivos en la zona de la columna se realiza con un cigarro de ajenjo humeante. Este procedimiento activa los procesos metabólicos, aumenta el flujo sanguíneo a los discos intervertebrales, estimula y acelera su recuperación.
  4. Terapia de vacío. El masaje con ventosas y las ventosas crean flujo sanguíneo y ayudan a mejorar la circulación sanguínea.
  5. Terapia manual. Usando una suave tracción de la columna, el médico descarga los discos intervertebrales, aumenta la distancia entre las vértebras, libera las raíces nerviosas comprimidas, alivia el dolor y aumenta el rango de movimiento en la espalda.

La tracción suave, o tracción, es la única técnica de terapia manual indicada para la osteocondrosis torácica. Antes de comenzar, el médico debe relajar completamente los músculos de la espalda, eliminar los espasmos y liberar la columna. Para ello, se calientan y relajan bien los músculos mediante masajes. Si no se hace esto, la aplicación de esfuerzo físico puede provocar lesiones: rotura, esguince o fractura. Los métodos hardware de tracción espinal para la osteocondrosis son ineficaces e incluso peligrosos, por lo que no se utilizan en la clínica.

Hirudoterapia

La colocación de sanguijuelas medicinales mejora la circulación sanguínea local, el suministro de sangre a los discos intervertebrales y tiene un efecto antiinflamatorio.

Terapia con piedras

Se colocan piedras lisas calentadas a una determinada temperatura a lo largo de la columna para calentar y relajar profundamente los músculos de la columna, mejorar la circulación sanguínea y estimular el flujo sanguíneo.

La duración de una sesión de tratamiento en la clínica es de 1 a 1, 5 horas, según las indicaciones individuales. El curso de tratamiento suele incluir de 10 a 15 sesiones complejas. Al finalizar, se realiza una resonancia magnética de control para evaluar los resultados obtenidos del tratamiento.

Complicaciones

La principal complicación de la osteocondrosis torácica es la estenosis de la médula espinal debido a una hernia de disco con desarrollo de parálisis corporal.

Otras posibles complicaciones están asociadas con la alteración de la inervación del cuerpo debido al pellizco de las raíces de los nervios espinales: el desarrollo de enfermedades del tracto gastrointestinal, los riñones, el corazón y el sistema reproductivo.

Prevención

Para prevenir el desarrollo de osteocondrosis torácica, debe evitar el sedentarismo y controlar su postura.

¡Importante!

Si un niño o adolescente tiene escoliosis, es recomendable curar esta enfermedad sin esperar que desaparezca por sí sola. La curvatura lateral de la columna se produce como un dolor creciente, pero puede durar toda la vida.

En este caso, la tensión muscular persistente y los espasmos serán inevitables, lo que a su vez conducirá al desarrollo de osteocondrosis y, posiblemente, sus complicaciones. Y esto se suma al hecho de que la escoliosis en sí está plagada de complicaciones de los sistemas respiratorio, digestivo y cardiovascular.